miércoles, 21 de noviembre de 2012

El Ladron De Los Pelos


Es frecuente que nuestros pequeños nos pregunte sobre todo lo que van observando a su alrededor y van aprendiendo.

Sus preguntas pueden ser de los mas ocurrentes, divertidas, nada fáciles de responder e incluso nos la pueden hacer en un momento apurado, en el que no disponemos de tiempo para responderle en ese momento...

Siempre debemos de tener cuidado con lo que llegamos a decirle, ya que ellos confían plenamente en nosotros, no debemos de mentirles, nosotros estamos para informarles, aconsejarles y apoyarles en todo y siempre debemos de ser sinceros e resolver sus dudas cuando nos realicen una pregunta

Si los engañamos con nuestras respuestas, no resolvemos sus dudas o nuestras respuestas no llegan a convencerlos ellos buscaran la forma de satisfacer su curiosidad, llegando a buscar una nueva explicación en amigos, revistas, Internet.... Esto puede llevar a más dudas y confusión

Aquí os dejamos un cuento muy divertido para nuestros niños y que a los mayores nos da un pequeño tirón de orejas  sobre la importancia de resolver sus dudas



                   EL ladrón de los pelos

Valeria era una niña muy preocupada por su papá. Desde hacía algún tiempo, había visto que se estaba quedando calvo, y que cada vez tenía menos pelo. Un día, se atrevió a preguntárselo:
- Papá, ¿por qué cada día tienes menos pelo?
Su papá le dijo sonriente:
- Es por el ladrón de pelos. Hay por esta zona un ladronzuelo chiquitito que visita mi cabeza por las noches cuando estoy dormido, y me quita todos los pelos que le da gana. ¡Y no hay forma de atraparlo!

Valeria se quedó preocupada, pero decidida a ayudar a su papá, aquella misma noche aguantó despierta tanto como pudo. Cuando oyó los primeros ronquidos de su padre, agarró una gran maza y se fue a la habitación de sus padres. Entró muy despacito, sin hacer ruido, para que el ladrón de pelos no pudiera sentirla, y cuando llegó junto a su papá, se quedó observando detenidamente su cabeza, decidida a atrapar al ladrón de pelos en cuanto apareciera. Al poco, vio una una sombra sobre la cabeza, y con todas las fuerzas que tenía, lanzó el porrazo más fuerte que pudo.
¡Menudo golpe! Su papá pegó un enorme grito y se levantó de un salto, con un enorme chichón en la cabeza y un buen susto en el cuerpo. Al encender la luz, se encontró con Valeria de frente, con la mano en alto sujetando la maza, y diciendo:
- ¡casi lo tenía! papá. ¡Creo que le he dado, pero el ladrón de pelos se ha escapado!
Al oír eso, y ver al papá con la cabeza bien dolorida, la mamá comenzó a reírse:
- Eso te pasa por contarle tonterías a la niña - dijo divertida.
Y el padre de Valeria tuvo que explicarle que no existía ningún ladrón de pelos, y contarle la verdad de por qué se quedaba calvo. Y así, con la ayuda de un gran chichón en su cabeza, comprendió lo importante que era no engañar a los niños y contarles siempre la verdad. Y Valeria, que seguía preocupada por su papá, dejó de buscar ladrones de pelos, y le compró un bonito gorro de dormir.

 

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